Ojalá hubiese tenido el poder de partir el tiempo en dos y dejarnos en una de las partes, para que este se detenga a placer y yo pueda mirarte y escucharte siempre.
No exagero. Tu nombre me lleva a escribir estas palabras que solo escribo desde que te escribo, que solo aparecían en la sola y oscura madrugada.
Que solo aparecen cuando pienso en ti.
Aunque poco, tuve en mis manos las tuyas y tus ojos me miraron.
Hiciste corto el camino más largo y pude por fin verte sonreír.