¿Y así pido que me perdones?

Todo mi cuerpo llora por haberte hecho llorar.
Se quema por dentro.
A punto de colapsar, sigo sin hacer nada.
En silencio me alejo, te dejo sola.
No logro entender el por qué.
¿Es porque soy un cobarde o soy peor que eso?
Siempre lo he sido. No sé cómo cambiarlo.
Perdóname por no estar ahí.

La clave

Me acabo de dar cuenta. Tu mirada es la clave.

Puedo contemplarla todo el tiempo y perderme fácilmente en ella.

Tus manos junto a las mías se convierten en la puerta de ese lugar desconocido, a esa tierra mágica de nuestros besos: un lugar que se ha vuelto frágil con el tiempo.

Los días contigo son de luna. Al final se funden en un abrazo. Comienzan en lluvia pero se aclaran cuando estás cerca.

El insomnio ha vuelto, me despierta cada madrugada para darte estas palabras.

Así ha sido, así es ahora, porque me he dado cuenta finalmente que tu mirada es la clave.

Te disfruto mientras

Esta noche dormiremos y amaneceremos juntos;
Seremos uno.

Estás aquí, llena de sonrisas que alegran mis días;
con tus imperfecciones, con tus complejidades...

Quizás deba estar cuidando tus sueños;
y no escribiéndote esto en medio de la madrugada.

No puedo evitar pensarte estando a centímetros de distancia,
pensar en cuanto te quiero;
pensar en palabras que describan lo que siento.

Pensar en cuanto debo aparentar para verte.
En que no tengas la culpa, en no hacerte daño.

Aunque no sepamos nada: Te disfruto mientras... 

Constancia

Estoy en una búsqueda constante de lo que soy;
de quién quiero ser o dónde quiero estar.
Intento convencerme que estoy en el sitio y momento correcto.
Intento no sentirme culpable, sentirme satisfecho.

Respiro profundo y mi mirada se pierde.
Una lágrima es acompañante fiel de mis palabras.
Me quedo vacío, sin ellas;
y el silencio vuelve a aparecer.

Me repito una y otra vez: ¿por qué no hacerlo?
Nada ni nadie me lo impide.
Me falta motivación, quizás.
¿Quién puede darme eso, si no soy yo?

Seguiremos informando. 

Me quedé

Te fuiste y me quedé.
Dejaste el sol más brillante de lo normal.
Contemplar el tiempo, se convierte en pasatiempo.
Hasta que vuelvas, con esa sonrisa.
¿Te irás de nuevo por la noche?

¿Serán suficientes?

Escribí en tu espalda, mientras mi voz la besaba. 

Lo haría hasta el final de los días y las noches.

Lo haría hasta que el tiempo no exista más. 

Solo tengo una pregunta para ti... 

¿Serán suficientes todos esos besos?

Besos en la espalda

Hoy disfruté profundamente de tu sonrisa;
y deseé que la noche nunca se acabara.
No conté los besos que te di en la espalda.
Tampoco supe más después de adentrarme en tu piel.

Pensé en recitarte mil poemas de amor;
pensé en enamorarme clandestinamente.
No ha hecho falta mientras estés aquí.
Mientras hablemos con nuestros besos.

¿Por qué te miro así?
Intento guardar el momento para siempre.
Dibujar tu silueta en mi mente;
ser tuyo hasta que el tiempo diga.

Estar bien

Mis palabras son la evidencia de cómo me siento y no lo notas.
Me he perdido por momentos en la carretera mirando la inmensidad del cielo, que solo pide que lo miren.
He tenido que llorar en silencio porque las palabras a veces no alcanzan para no hacerlo.
La oscuridad y el negro ha sido mis mayores aliados para esconder la tristeza y la soledad que llevo dentro.
Episodios inconclusos, tropiezos en el asfalto. Casi sin energía.
En fin. Tiempo muerto.

Fotopalabras

La belleza de las palabras se refleja en tus fotos.
Ese día, un poco de la noche se volvió nuestra.
Todavía tengo en mis ojos, la perfección de los tuyos.
Nunca nada será igual después de ver tus labios;
y sentir en mis manos, un poco de tu cabello dorado.
Aunque viva solo para ese momento.