Me acabo de dar cuenta. Tu mirada es la clave.
Puedo contemplarla todo el tiempo y perderme fácilmente en
ella.
Tus manos junto a las mías se convierten en
la puerta de ese lugar desconocido, a esa tierra mágica de nuestros besos: un
lugar que se ha vuelto frágil con el tiempo.
Los días contigo son de luna. Al final se funden en un
abrazo. Comienzan en lluvia pero se aclaran cuando estás cerca.
El insomnio ha vuelto, me despierta cada madrugada para
darte estas palabras.
Así ha sido, así es ahora, porque me he dado cuenta finalmente que
tu mirada es la clave.