miércoles, abril 06, 2005

Dejó de existir

Los amaneceres contigo eran como una mañana.
En ese, en el que te despediste, estaba oscuro.
Se podía respirar la tristeza.
En mis oídos, tenía la sinfonía desesperada de un largo día que me esperaba. 
Ella se hizo inevitablemente alcanzable. El resplandor de ese día hizo que se perdiera en el horizonte.

Como pude, tomé sus manos y mi voz tembló.
Ese aire, se convirtió en una tonada de muerte lenta.
La margarita que desojé mientras te creé, dejó de existir.
Así como ella dejó de existir.

¿La despedida? Siempre fue cruel. 
¿Las lágrimas? Siempre son fieles.
¿Un beso tuyo? Siempre será el paraíso.  
¿Alegría? Saber que no te volveré a ver.


Cortesía alemr10.files.wordpress.com